El interés que despiertan los sueños, es tan antiguo como la civilización misma. La mayoría de las culturas nativas a lo largo de nuestra América presenta alguna información relativa a la importancia que le daban a los sueños en sus actividades cotidianas. Este interés también se ha encontrado en otras culturas a lo ancho del planeta. Su forma de entender este misterioso mundo es tan variada y va desde atribuirles un carácter preventivo, para saber o determinar posibles invasiones o conflictos con otras tribus, hasta información relativa a la salud de su población.
En nuestra cultura occidental, es el gran Freud quien abrió esta caja de pandora con su visión y postulados relativos al psicoanálisis. Sin embargo, fue Carl G. Jung quien, a mi juicio, hizo el aporte más significativo y completo, tomando como base los postulados Freudianos. El aporte de Jung a la psicología moderna sitúa al ser humano como parte de un todo, en donde es afectado y cuyos actos tienen efecto en esta totalidad.
Algo bastante parecido a las cosmogonías de los nativos de nuestra América, pero Jung lo denominó “El Inconsciente Colectivo.” Su aporte también involucra una visión bastante más espiritual que las líneas de los impulsos planteada por su maestro, Freud.
Los avances tecnológicos que marcaron el siglo pasado, fueron también significativos en esta materia, puesto que con la creación del EEG Electro Encéfalograma, se pudo descubrir el ciclo del sueño, en donde la mayor parte de la actividad onírica (soñar) se produce en una de las fases de este ciclo, la fase REM (Rapid Eye Movement o Movimiento Rápido de Ojos.) Con estos avances se pudo determinar que el ciclo del sueño se repite entre 4 y 6 veces todas las noches, según la cantidad de horas que la persona duerma lo que significa que soñamos todas las noches varias veces. Por otra parte, los científicos de la época descubrieron que el acto de soñar ofrece un equilibrio psicológico fundamental para el ser humano.
Luego de 22 años analizando mis propios sueños y 20 años dictando talleres y terapias en donde los sueños juegan un rol fundamental, puedo comentar con cierta propiedad que el acto de soñar cumple una función fundamental en el equilibrio psicoespiritual del individuo.
Particularmente, ahora que la física cuántica ha dado fe que la realidad la creamos según nuestro nivel de conciencia. En este sentido la física cuántica habla de la conciencia colectiva, algo así como el equivalente de inconsciente colectivo que postulaba Jung. Incluso existe una nueva tecnología que dio forma al “Magnetoencefalograma” un aparato que demuestra que los pensamientos son frecuencias energéticas que existen fuera del cerebro y el cerebro es una suerte de “decodificador” o “sintonizador” de estas frecuencias.
Todo sueño es un conjunto de información cuántica por lo que en primer lugar es atemporal y tiene múltiples formas de ser interpretado. Una de las técnicas de interpretación es considerarlo una conversación entre distintos aspectos de la personalidad que necesitan ser reconocidos e integrados.
Las distintas técnicas de análisis e interpretación facilitan ese proceso de reconocimiento e integración con resultados altamente significativos para las personas. La experiencia que nos brindan las distintas técnicas es una experiencia “vivencial” en donde las tomas de conciencia no son exclusivamente racionales si no, que involucran a todo nuestro SER. Desde una perspectiva meramente psicológica, un sueño presenta información que emana desde nuestro inconsciente.
En mi experiencia, he podido constatar que los sueños son una experiencia en sí mismos que nos muestran los temas y procesos en un orden de prioridad natural y espontáneo, generando la resolución, incluso, de bloqueos de larga data. Es información cuántica, es decir canalizada por nuestra propia fuente divina para guiarnos y mostrarnos todo aquello que tenemos pendiente, en el orden y tiempo preciso.
Es por ello que ningún sueño puede ser analizado desde nuestra racionalidad o lógica en forma exclusiva, puesto su lenguaje es simbólico y conceptual. No es lineal. Los sueños están llenos de magia que hemos creado para hablarnos a través de la más bella pieza teatral. Es un regalo que noche a noche recibimos de nuestra propia divinidad. Son una bella bendición para atesorar y descifrar.
Pamela Díaz Carreras
Directora Bioconciencia
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